miércoles, 18 de septiembre de 2013

La paz como utopía

Basta una sola voz, escuchada y repetida hasta formar coro.

“Es imposible seguir callando”, “no se puede vivir con miedo”, “estamos hartos de esta violencia” es el tono creciente en las redes sociales y en los medios de prensa frente a la realidad de un ambiente de criminalidad que parece estar fuera de control. Sin embargo, así como abunda la protesta en estos sistemas de comunicación también es notable la apatía de la ciudadanía cuando se compara con la reacción decidida de la población en otros países ante los abusos de ciertos sectores o simplemente como forma de manifestar su descontento.

Una reacción ciudadana no sucede únicamente frente a decisiones políticas, como es el caso de la gratuidad en la educación en Chile, o las marchas callejeras en España frente a la crisis económica que afecta a la población. También puede ser una manifestación del justo deseo de vivir en paz.

En los últimos años pocas han sido las protestas callejeras masivas, pero todas han tenido un origen y una intención política muy definida. Hoy aparece una iniciativa audaz y diferente, cuyo origen es el desencanto y la frustración de una mujer joven cuyo contacto con la violencia extrema ha sido a través de su participación activa en el movimiento Voces por Cristina. María Fernanda Gallegos actúa en esta ocasión por decisión personal, sola como el famoso Llanero, en una convocatoria que pretende exteriorizar de manera mucho más rotunda el deseo de la sociedad de vivir en paz, de erradicar la violencia criminal, de dejar constancia de su insatisfacción y su voluntad de recuperar las calles y los espacios públicos en donde hoy predomina el miedo.

Guatemala tiene una larga historia de violencia, de manipulaciones políticas y desconfianza en los líderes, por lo cual generar algún movimiento social topa de frente con un gesto espontáneo de rechazo. De inmediato, ante su página en Facebook “Marcha por la Paz. Guatemala”, surgió la sospecha de que detrás del llamado de esta mujer existían fuerzas oscuras que pretendían apoderarse de la acción para aprovechar la convocatoria con intenciones proselitistas. Y comenzaron las especulaciones y rumores. Y se llenaron las redes de hipótesis sobre oscuras confabulaciones.

Pero la realidad del origen de esta Marcha por la Paz convocada para mañana domingo es una especie de reventón de la ola para una joven consciente de que no es este el ambiente en el cual desea vivir, formar una familia y educar a sus hijos. Una mujer joven y productiva quien no quiere más violencia en los hogares ni en las calles y tampoco considera tolerable vivir tras alambre electrificado dejando a su país bajo el dominio de la delincuencia.

Es una postura extremadamente idealista e ingenua en un ambiente cargado de recelos y conflictos de poder, pero al final de cuentas es un paso hacia la expresión de un deseo legítimo. A mí me costó creer en tanto valor, especialmente viniendo de alguien carente de apoyo y sin un grupo que le brindara su respaldo. Por ello, aun si realiza su plantón sola en la Plaza de la Constitución con su bandera azul y blanco, Mafer Gallegos debería ser escuchada porque en ese acto simbólico lleva la voz de miles de seres humanos cuyo único anhelo es vivir en paz.

(Publicada el 05/08/2013)

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