miércoles, 18 de septiembre de 2013

Compromisos y promesas

Los compromisos de Estado son independientes de la ideología de gobierno.

El Consenso de Montevideo, aprobado por representantes de 38 países miembros de la CEPAL durante la Primera Reunión de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo de América Latina y el Caribe, coloca nuevamente sobre la mesa algunos temas torales para nuestros países, como los derechos sexuales y reproductivos, el embarazo en adolescentes, la atención a la niñez, el acceso de la juventud a oportunidades educativas y laborales, la equidad de género y la implementación de políticas públicas tendientes a reducir las enormes desigualdades prevalecientes en cuanto al nivel de vida y el acceso a la riqueza.

Esta ha sido una reunión regional cuyo peso específico –a nivel de consensos, resoluciones y acuerdos- dependerá de la voluntad política de los actores principales: los gobernantes y sus huestes políticas y económicas, quienes detentan el control sobre los mecanismos burocráticos indispensables para realizar los cambios que los países necesitan para salir del subdesarrollo.

Una revisión a las promesas de campañas electorales en todos los países involucrados, daría como resultado una especie de pre-consenso de Montevideo. Todos o casi todos los actuales gobernantes han ofrecido mucho de lo que hoy se presenta como plan estratégico para después del 2014. Es decir, estos mandatarios y sus ministros deberían explicar por qué razón todavía los objetivos fundamentales presentados durante sus respectivas campañas se mantienen en el capítulo de los asuntos pendientes y cuáles son las excusas frente a la cada vez más deteriorada calidad de vida de la población.

Los compromisos de Estado trascienden el marco ideológico de los gobiernos y se erigen como una obligación de estricto cumplimiento, no importando la tendencia de la administración bajo la cual se deban honrar. Desde el momento que las asambleas legislativas de las naciones democráticas ratifican acuerdos, tratados y convenciones, éstos salen del ámbito de lo negociable para entrar en la fase de la obligatoriedad y son ineludibles.

Este protocolo de carácter universal existe precisamente para fortalecer la institucionalidad y proteger las conquistas de los pueblos en el ámbito de los derechos humanos en todas sus vertientes. Por esa razón, consensos como el de Montevideo constituyen un importante avance en la perspectiva de desarrollo humano de los países de la región, al ocuparse puntualmente de temas como la reducción de la brecha en el acceso universal a servicios de salud sexual y reproductiva, equidad de género, protección de los derechos de los migrantes, de las personas de la tercera edad, de las poblaciones indígenas y afro descendientes, o el embarazo en niñas y adolescentes.

Este foro regional debe asumirse como una voz de alerta y un nuevo recordatorio de la agenda prioritaria para aquellas naciones rezagadas en la ruta del desarrollo humano, entre las cuales Guatemala tiene uno de los puntajes más bajos y una de las perspectivas menos prometedoras. Los compromisos asumidos durante este evento tienen suficiente sustancia como para conformar la base de un buen plan de gobierno.

(Publicado el 19/08/2013)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Tus comentarios son como una luz en el camino, me agradaría mucho que los compartieras en este espacio.