sábado, 17 de noviembre de 2007

Predicciones

Escribí esto antes del domingo y prefiero no presumir de vidente, sobre todo en una contienda tan impredecible. Muchos han lanzado sus doctas predicciones sobre quién ganará, algunas adornadas con unos impresionantes análisis cargados de sabiduría política. Sin embargo, en un ambiente tan poco amable como el que ha rodeado a estos comicios y con márgenes tan estrechos entre ambos candidatos, vaticinar es como tirar una moneda al aire. Hoy lunes, sin embargo, ya debe haber resultados. Si no son definitivos, por lo menos marcarán alguna tendencia. A decir verdad, eso no es tan importante como lo que seguirá después de esta elección polarizada, cundida de insultos y amenazas, pobre en propuestas realistas y aterrizando en un sistema moral e institucionalmente debilitado. En general, las predicciones se han detenido en el conteo de votos. No han abundado los análisis por medio de los cuales los expertos pronostiquen el posible escenario de los próximos cuatro años: por dónde se orientará el gasto público, cuáles serán los ministerios –ni siquiera se sabe cuáles serán los ministros- más fuertes en esta nueva administración, quiénes serán los niños mimados del futuro gobernante, qué sucederá con las incipientes investigaciones sobre casos de corrupción y qué con algunos de los proyectos en marcha del gobierno anterior. Para la población, cada cambio de gobierno es como firmar un cheque en blanco. Es tal la dimensión del poder presidencial, que al final resulta como si fueran dictadores electos democráticamente. Deciden sobre el destino de más de doce millones de personas, sin contar a las generaciones futuras, careciendo de un sistema real de contrapesos que permita a la población expresar su opinión sobre los asuntos que le conciernen y, gracias al libertinaje en el uso de transfuguismo político, tampoco existe una oposición consistente a nivel parlamentario. Luego de observar la agresividad y total ausencia de clase con la cual se atacaron ambos candidatos, es de suponer que no habrá mucho refinamiento en el abordaje de los asuntos del Estado. Aquello que no les “guste” –ya sea porque no fue su idea o porque tiene la firma de otro- será eliminado de un plumazo o relegado a la última de las prioridades, como ha sucedido con los proyectos de beneficio para la mujer o con la infraestructura sanitaria y educativa durante la actual administración. En cuanto a la atención a los millones de guatemaltecos que viven bajo la línea de la extrema pobreza, es probable que ni uno ni otro tenga la lucidez de ponerlos en primera fila a la hora de repartir los fondos para inversión en proyectos de beneficio social. Tienen tantos y tan grandes compromisos con sus financistas que es mucho más probable que le den ese primer puesto a los grandes proyectos de inversión extranjera, los cuales no siempre (la verdad es casi nunca) traen riqueza alguna para el país. Noviembre 1 de 2007.

1 comentario:

  1. Sí, en efecto, el cheque en blanco se va y siempre lo cobran hasta el sobregiro. Y los intereses, los paga quien giró el cheque creyendo que no lo iban a estafar. Si te dijera cuáles parámetros usé para decidir por cuál de las opciones, ambas perdedoras, iba a votar, me matarías.

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