sábado, 21 de mayo de 2011

Buscando empleo

Los políticos olvidan a quienes les deben su empleo y sus privilegios económicos. 

La campaña de carteles iniciada por la organización “El dueño de Guatemala soy yo” me parece oportuna, bien pensada y totalmente justificada. Ya va llegando la hora de la rendición de cuentas y de la fiscalización pública de los candidatos a cargos de elección popular. No es posible mantener la tradición nefasta del secretismo que sólo ha propiciado corrupción, compradrazgo y malas prácticas políticas y administrativas.

Un candidato a cualquier puesto de la administración pública tiene la absoluta obligación de presentar sus antecedentes y sus calificaciones personales y profesionales ante el pueblo, para garantizar una elección basada en los atributos reales de cada uno de los postulantes. En Guatemala se han visto casos tan inconcebibles como la elección de diputados y alcaldes con antecedentes penales o contra quienes se habían presentado solicitudes de antejuicio por diferentes delitos, entre los cuales el menor de ellos es corrupción.

Ya existe el antecedente de un expresidente acusado por asesinato y otro con una demanda por fraude. Presidentes del organismo legislativo con prontuario de genocidio y corrupción comprobados. Es decir que la historia de este país se está construyendo con ladrillos rajados, lo cual constituye una amenaza grave a su institucionalidad.

No pueden, entonces, venir los políticos a tachar de vandalismo una campaña perfectamente legítima realizada por un grupo de ciudadanos cansados de tanto abuso. Quienes tienen derecho a manifestarse son los electores, y los candidatos harían mejor en responder a sus cuestionamientos sin poses arrogantes de “dueños de la finca”. Estoy segura de que muchas personas han sonreido con satisfacción al ver los humildes carteles de cartón sobre los elegantes muppies de alta tecnología.

El dinero que están derrochando a manos llenas en una campaña que, por anticipada, ya rompió las normas legales, es un insulto para un pueblo hambriento y abandonado como el que irá a votar el 11 de septiembre. La gente merece algo mejor que candidatos vacíos de propuestas, vacíos de calidad humana y vacíos de conocimiento sobre los problemas del país.

Este no es un territorio en disputa entre carteles, que es en lo que se están convirtiendo los partidos. La participación popular es la primera de las prioridades si se desea reconstruir el tejido social sobre una plataforma democrática real. Por lo tanto, es imperativo que los políticos en la arena y sus financistas en la oscuridad pongan más atención a las demandas de sus potenciales electores.

¡Bravo! para quienes idearon la campaña de “Busco empleo”, por pertinente y oportuna. Sólo hay que ver los rostros que coronan esos carteles para darse cuenta de cuán relevante es indagar sobre sus antecedentes y calidades.

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